PASAPORTE A LA LECTURA
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Alfanhuí tiene los ojos amarillos como el alcaraván. Era, de chico, amigo de los lagartos, pero también el gallo de una veleta que le enseñó muchas cosas sobre los colores. Después estudió con un taxidermista que tenía una criada que un día se puso verde y se murió. Alfanhuí conoció a unos ladrones de trigo, y a un gigante que tenía un tesoro que no podía vender, y , en Madrid, a un hombre que trabajaba en la fábrica de chocolate y bailaba sobre las mesas...Completó su aprendizaje en Palencia convirtiéndose en un pensador que "acertaba mejor por gracia y por instinto que poniéndose a considerar". Al terminar el relato, Alfanhuí llega a la isla de un río donde se le acercan los alcaravanes diciéndole "Al -fan-huí, al-fan-huí, al-fan-huí". Pero cuando deja de llover y el cielo se despeja, los pierde de vista y con ellos "su nombre también se perdía y se quedaba, silencioso, en el aire". Finalmente Alfnahuí verá pintarse sobre su cabeza el gran arco de colores.
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